En una de las esquinas de las calles de Popayán todavía so ven vestigios de un ídolo, esculpido en una columna de basalto, al que mutiló el celo religioso porque a veces el ídolo parecía gritar truenos y rayos. En un patio de Popayán vi dos estatuas, seguro que también dioses de basalto, desenterrados de una guaca. Una gran columna sin pies, cabeza, cuello, adornada con pequeñas perlas y dos manos cortas; en total media 4 pies. El camino al Puracé era muy malo; una serie de cuellos montañosos que cercan la cadena nevada, la cual hay que pasar en parte por verdaderas escaleras. Es triste que en tantos lugares actualmente deshabitados se encuentren vestigios de viviendas humanas, árboles frutales y cercados, zarzales de lechero (Euphorbia). De la misma manera se han aniquilado los indios de Herveo y Barragán, usándolos como animales de carga y fundamentalmente porque en un gobierno malo todo el peso descansa sobre la clase más desamparada. Es así como las familias distinguidas de Popayán, y anteriormente los jesuitas, han arrebatado sus tierras a los indios, mediante mil subterfugios; tal es el caso de los indios de Puracé, Coconuco, Poblazón. Esos infelices indios, antiguos y auténticos dueños del país, fueron expulsados con rumbo al más alto y frío espinazo de la cordillera, donde la escarcha mata sus siembras de papas, repollos y cebollas, en tanto ven crecer los mas hermosos cultivos de trigo en sus antiguas tierras de clima suave más benigno. Pero esto sucede en todas partes. Nuestros aristócratas alemanes son los bárbaros que penetraron durante la transmigración de los pueblos desde el Mar Negro. Los antiguos y legítimos dueños son nuestros pobres campesinos, a los que en Meklenburgo se los desplaza inclusive de sus propiedades rurales... La localización de Puracé es harto prodigiosa, en la cresta entre dos valles profundos en forma de precipicios, los del río Vinagre y de la Quebrada del Molino a uno y otro lado. En esta cresta montañosa existe una pequeña planicie inclinada hacia el Oeste y en forma de corazón (Llano del Corazón). De allí, directamente, no se ve el nevado, pero si desde una elevación sobre el mismo, el Tablón, de donde se goza de un excelente panorama. El pueblo es muy gracioso por su zarzal de lecheros (Euphorbia), siempre verdes y con muchas hojas, rodeando todas las casas y jardines. En todas las calles murmura un arroyuelo, cada casa tiene su manantial, y, además, hay extraordinaria limpieza y orden indígenas. Nos acompañaba el guardián de los monjes franciscanos, un señor muy fino y comprensivo, entendido en Andaquíes y Guaviare; se llama fray Francisco Pugnet. El cura Fray Juan hacía de teniente, un misionero valeroso que cruzó los Andes 18 veces durante su vida. El famoso río Vinagre, al que los indios de Puracé llaman Pusambio, nace aproximadamente a 1.700 t. de altura, al noroeste del Volcán Puracé, en un lugar sumamente inaccesible. A pesar de que donde se lo puede ver es muy frío en las chorreras, es casi seguro que su manantial es caliente. Yo lo vi desde la distancia, cubierto de humo espeso y vapor.
Cerca del pueblo de Puracé, el río Vinagre forma 3 cataratas, de las cuales dos son muy pintorescas.
La superior es la mas accesible y aproximadamente es de 30 t. de altura; aquí también se acumulan todos los obstáculos del Tequendama. Una pared perpendicular de sienita porfídica, desde la cual se precipita el agua con ácido sulfúrico. Duelen los ojos cuando se está durante largo tiempo cerca de la chorrera. En la roca, lateralmente, hay un depósito de arcilla petrificada, amarilla, con una ruptura concoide plana, casi lisa, que va pasando gradualmente a jaspe amarillo de porcelana. Hay mucha controversia en relación con las aguas del Vinagre.
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Río Vinagre vp. 172.
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Todo un río de ácido sulfúrico diluido, con grandes cataratas; seguramente es un espectáculo único en la naturaleza. El Vinagre da al Cauca la propiedad de evitar cotos. Semanario 1. p. 264
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Es singular que en Popayán sean tan comunes enfermedades como quebradura y epilepsia.
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Longchamp cree ácido sulfúrico formado por la caída. Eaux d’Enghien p. 54!!
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Don Tomás Quijano y otros químicos afirman que es hierro disuelto con ácido carbónico. Pero si fuera ácido carbónico (en contra de lo que demuestra su sabor a ácido sulfúrico y la circunstancia de que el volcán es una solfatara, un pantano de azufre quemante), hirviendo el agua debería sedimentar el hierro y no dar esos precipitados semejantes a frescos. Sin embargo, al mezclar caliza pura con agua fresca o hervida del Vinagre observé los mismos precipitados: de yeso, oxalato de potasio y muriato de soda que también son precipitados que no podrían formarse sin ácido sulfúrico... Por otra parte, un poco más al Norte nacen dos manantiales con ácido sulfúrico procedente del volcán; son los Vinagres Chicos, que desembocan en el río San Francisco, el cual una vez más se une con el Vinagre Grande, cerca del pueblo. La segunda chorrera del Vinagre Grande es muy inaccesible y se encuentra más abajo, tal vez a 50 toesas de diferencia de altura. He dibujado esa bonita cascada. El río se desliza con fuerza entre las rocas, como a través de una cueva. La cascada brinda el mismo espectáculo que el Tequendama, burbujas revoloteantes que se disuelven en el aire. Se puede ver la caída del agua desde el jardín de un indio, deslizándose a lo largo de una pared vertical. Por fin el 18 de noviembre el clima nos permitió ascender al volcán. La mañana era engañosamente bella y desde el Tablón vimos el nevado amablemente iluminado por el sol. Yo iba a pie por un camino muy empinado y fangoso, tal vez a lo largo de unas 5 horas. Primero hay bosques hasta 1.600 toesas; toda la vegetación, desde Santa Fé, llena de líquenes; después el pajonal, un campo cenagoso de hierba, hasta 1.900 toesas; aquí y allá una que otra genciana, bratys, guneráceas, syngenesyst de la clase de las juníperas y un frailejón de grandes flores. Desde las 10 de la mañana subían las nubes del cerro Pusma con rumbo al volcán. A la izquierda dejamos el manantial humeante del Vinagre. A la ½ hora, granizó mezclado con nieve, un granizo que duró 3 horas y cayo también en Popayán, hasta el punto que allí so prepararon sorbetes con granizo (5). Allí se consideró imposible que yo pudiera subir a pie aquel día
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[Anotaciones al margen izquierdo; pág. 179]
A pesar de que el río Vinagre apenas tiene 1/5 del agua del Cauca, su caudal por el ácido sulfúrico es causante de que en un trecho de 3 - 4 leguas, en el río Cauca no viva ningún pez, habida cuenta de que antes de la influencia del Vinagre con el Cauca, este último tiene muchos peces. Para la vegetación, en cambio, el ácido sulfúrico no constituye impedimento. Las orillas del Vinagre tienen bonitos arbustos, cuyas raíces llegan hasta el río. En el Cauca aparecen peces sólo después de que desembocan en él los ríos Piendamó y Palacé, diluyendo el ácido sulfúrico.
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al volcán; decían los indios que si hubiese viento y granizo, tendríamos que regresar porque en ese caso el viento borraría el camino a la Boca, lo cual es sumamente peligroso. Rígidos y entumecidos por el frío llegamos al Cascajal, aquella región del volcán donde termina la vegetación y se presenta la desnuda roca de pórfido, en dirección al sur, con formas extravagentemente dentadas... Todo desierto y sin vida. Luego se asciende a un barranco sobre cantos rodados arrastrados por agua de nieve derretida, que son una mezcla de pórfido, obsidiana y sienita, y en parte piedras arenosas. Aquí y allá se ven singulares pedazos de roca de lava negra y porosa; debajo de ellas, pérfido de obsidiana con feldespato vidrioso (zeolítica); este pérfido tiene fragmentos alargados y en parte en forma de columnas, parcialmente separadas entre si, las que se unen en cuñas de diferentes direcciones. El pórfido es tan frágil que apenas se le toca se deshace en columnas de 5 - 7 lados, 3 - 4 pulgadas de largo y 4 líneas de ancho. Muy particular es la analogía con el basalto, obsidiana y marga del cerro Stiefelberge. Apanas se entra en el desierto de Cascajal, se ve en dirección noreste las 3 bocas del volcán; dos pequeñas, una al lado de la otra, hacia el alto de la cumbre, por consiguiente hasta la región de las nieves, y la boca grande un poco debajo de esta región. La cantidad de azufre en forma de vapor amarillo-rojizo y la cantidad de humo que suben del último, dan a la boca inferior un aspecto sombrío, lúgubre. Así, según
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El pórfido de obsidiana intranquiliza al imán muy intensamente.
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la cantidad dé vapor se sospecha un cráter más grande. Llegando al Cascajal o a la cima cercana a la nieve, se tomó el camino hacia la izquierda que conduce a lo largo de la ladera septentrional del volcán con una fuerte pendiente de 60 – 70°, y es un sendero bastante peligroso, encontrándolo cubierto de granizo y nieve perlada. Si se llegara a resbalar, se rodaría profundamente hacia el píe del volcán. ¡En esta región uno cabalmente se da plena cuenta del monstruoso cuerpo y masa del volcán! Toda esa pared lateral del volcán es una gruesa costra de azufre, de la que sobresalen sólo de vez en cuando pedazos de roca, un pórfido surcado con azufre... Llenos de curiosidad, pero no sin miedo, nos acercamos Bonpland, los indios y yo (porque los compañeros llegaron después) al abismo, una apertura de apenas 6 pies de largo por 3 pies de ancho, de la que salen vapores amarillo-rojizo de azufre, con un silbido y con un ruido que no se puede comparar casi con nada. Cuarenta forjas de hierro en plena actividad hacen menos ruido. El silbido es lo más parecido a los vapores que salen de la máquina a vapor cuando de golpe se abre la válvula del cilindro. Hay que hacer mucho esfuerzo para dar crédito a los sentidos y siempre se está inclinado a considerar como llamaradas al vapor amarillo del azufre. La boca es un agujero que se comunica lateralmente con el interior del volcán. Tiene un borde saliente, de azufre, y sobre la mitad una pintoresca bóveda de azufre que cubre una gran parte de la boca. La bóveda tiene un grosor de aproximadamente 18 pulgadas y está reventada hacia el norte a causa de los vapores comprimidos que pugnan por dilatarse. Se siente deseos de perforar la corteza si no se temiese una súbita explosión. En la parte sur de la faringe se distingue claramente un nivel de agua hervida con nata de azufre porque el gas hydrogene sulfureux se descompone en contacto con el oxígeno de la atmósfera. Lanzamos piedras al agua y desapareció la nata; el agua quedó sumamente limpia y clara. Pocos indios tenían noción de esta agua; uno de ellos es el que me indicó, don Franciso Diago (Administrador del tabaco), quien nos recibió en su casa de Popayán. Antes de nuestro viaje, su existencia era desconocida en Popayán. Imposible pensar en medir el calor de ese hirviente pozo de azufre. ¡Cuánto deberíamos acercamos! Debido a la estrechez de la apertura y a causa de la presión del vapor, aplastante sobre el fluido, casi se pensaría que un termómetro subiría en el agua, a pesar de la altura de la cordillera, a 80°. Al día siguiente nuevamente enviamos un indio a la boca para que sacara agua del cráter con un instrumento que le adecuamos, una totuma colocada en la punta de un mango de 8 pies de largo. La botella recién tapada daba un fuerte olor de aire sulfuroso y el pluslato de Chaux dió al agua un reflejo apenas azulado; es decir casi ningún hierro. El manantial de azufre, al sudeste del Coconuco, parece que es de la misma naturaleza. Tiene más de 54° R. Hace 20 años, esa boca tenía una bóveda aproximadamente de 4 pies de alto, y un sombrero de azufre formado por sus propios vapores. El cura preocupado por el bien de la ciudad hizo cortar el sombrero para dar más aire al volcán y evitar explosiones violentas. Las dos bocas pequeñas, situadas una muy cerca de la otra, arriba en la cumbre, deben ser de naturaleza parecida y con agua. Otras 2 - 3 bocas están ubicadas en la parte oriental de la falda del nevado, en dirección a Timaná; se conoce muy poco de su número y naturaleza, y los indios desmienten la afirmación de los habitantes (ignorantes) de Popayán, quienes apodícticamente aseguran que aquellas bocas orientales son más grandes que las occidentales; desde nuestro punto de vista esa es una afirmación con la cual tratan de consolarse, puesto que en caso de explosión, el volcán hacia erupción hacia el oriente. El aumento del granizo y la disminución de nuestras fuerzas nos impidieron alcanzar la cumbre. El punto donde yo medí con el barómetro, y donde con capas de paja se preparó una especie de rancho-carpa, estaba a 2.287 toesas, sobre el nivel del mar. El barómetro bajó 16 pulgadas 8 líneas. Mi división apenas alcanzó a unas 6 líneas más allá, y nunca he visto al mercurio bajar tanto.
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[Anotaciones al margen derecho, en la pág. 180]
A una distancia de 10 - 12 pies de la boca del cráter sentimos un calor agradable debido a los vapores de azufre calientes que subían. En la boca misma se huelen escapes de ácido sulfúrico, y no gas hepat.
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Altura de la boca grande del volcán: la de abajo, 2.270 toesas; las dos más pequeñas, de arriba, probablemente unas 2.420 toesas. Es decir 150 toesas. [de diferencia]
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[Anotaciones al margen izquierdo en la pág. 181]
un papel teñido con jarabe violáceo fue amarrado en un palo largo, al que lo colocamos sobre los vapores del cráter. El papel se decoloró, tomándose un poco rojizo. Pero no se inflamó.
Los indios dijeron que una vez, hace 10 - 12 años, en la Boca Grande, el agua aumentó tanto que se desbordó; ahora parece que la afluencia (del agua de deshielo) y la evaporación están en equilibrio.
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La Condamine y Bouguer confiesan no haber llegado nunca más arriba de 15 pulgadas 9 líneas de corazón de Barnuevo, el cual tiene una altura de 2.476 toesas. A pesar del cansancio y del granizo, nos hubiese sido muy fácil ascender por lo menos 180 toesas, o 12 líneas más arriba de donde estábamos, pero que fatua gloria, sin utilidad para la física... Además, se me cayó el mercurio de la división por cuanto no estaba preparado a permitir recortar más profundamente el bastoncillo del barómetro, a fin de que los tubos sigan siendo visibles. Varias personas, entre los que se encuentran indios y el fallecido provisor, que han alcanzado el Puracé, aseguran que la cima forma un largo espinazo y una pequeña planicie horizontal pero que sólo se ve nieve y ninguna boca de cráter. Los paseos más allá de las nieves, en la mayoría de los casos, son muy poco interesantes para la observación porque todo se escapa. Su utilidad fundamental consiste en ensayos sobre la evaporación, punto de ebullición y fuerzas magnéticas... Y para eso se necesita tranquilidad, comodidad, una carpa, todo lo cual encontraré, en Quito, en las altas cumbres del Cotopaxi y Antisana. En Popayán hay la leyenda de que todos los años el volcán cambia sus bocas que la grande hoy está aquí, mañana allá. Pura hipótesis. Los indios más viejos de Puracé y algunos que conocen el páramo, aseguran haber visto siempre así la boca grande. Pero de manera general, es probable que el volcán tape sus bocas en muchos centenares de años (formando bóvedas de azufre) y que la fuerza elástica de los vapores forme nuevas aperturas. Seguramente de ese modo se ha formado la monstruosa corteza de azufre, de más de 400 toesas cuadradas, sobre la que caminamos. Allí también está el bramido del páramo, que se presume oír en Popayán, Paletará y el Tambo cuando hay aire favorable; los indios lo niegan, a pesar de que por el comercio de nieve casi siempre están en el nevado. Nunca han oído otra cosa que el terrible silbido de fraguas de los vapores azufrosos salientes (6), diferente cada 5 minutos, ora aullante, ora intermitente, prorrumpiendo como si viniera de muy lejos. Viejas bocas, ahora tapadas, se anuncian mediante huellas de un borde saliente antiguo. En una de ellas (tal vez de unos 100 toesas, en la parte inferior de la propia región de las nieves, a pesar de que donde nosotros estuvimos parados caía nieve perlada mezclada con granizo) determiné las siguientes observaciones, instalado bajo una choza de paja:
Nivel barométrico rectificado (de Ramsden) pero 3 líneas más alto que el de Bouguer en Popayán, p. 128; casa del señor Diago 219,4 líneas a las 8 de la mañana, temperatura 12° Reaumur; en pueblo de Puracé, casa del monje, 252,7 líneas a las 9, en la tarde, temperatura. 8° R.; en el volcán de Puracé, encima de la boca, 204,3 líneas, temp. 5° R. Entonces estábamos a 16 pulgadas 8 líneas, o 2287 toesas sobre el nivel del mar. El termómetro al aire a 5° R., granizo sin viento, nube y bruma oscura. Es sorprendente que el frío no fuera mayor. El calor se escapa por la solidificación del granizo, que de liquido pasa a sólido. La cima del volcán tiene verosimilmente más de 2.500 toesas, p. 165. Hay una gran extensión al norte hacia los nevados de Malvasa y al sur hacia los llanos de Paletará (sin nieve)
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[Observaciones marginales a la derecha, pág. 182:]
¿Es que el Puracé le hizo creer a Caldas que el límite de las nieves en los trópicos es de 5323 varas o 2283 toesas, semanario 1, p. 343, y que excepcionalmente subió en 1804 a 2483 toesas, o eso se basa en falsas suposiciones de altura del Pichincha?
El higrómetro de Deluc se sostuvo en el Pueblo de Puracé, durante cuatro días, en 35 – 42°. En el Volcán a 2287 toesas, de altura en medio del granizo, 39.7°. Inclinación magnética, brújula de Borda, en esta altura de 2287 toesas, 20° 30’, nueva división. Fue imposible a causa del viento y de la falta de vidrios de tomar las oscilaciones.
Filón de Carbonato de barita de Chirivio al sureste de Popayan.
En el pueblo de Puracé a 1.358 toesas, 21° 80. oscilaciones. 22.0; en Popayán mas. 23°, 20 oscilaciones, 22,3 en un minuto, min. 22.80.
El tiempo hizo imposible todas las otras observaciones para las que me había preparado, como las del electrómetro que estaba muy mojado: [para] el punto de ebullición del agua, no pude hacer fuego; la variación de la brújula recolocando los mismos objetos en el volcán y en Popayán; del cianómetro.. Estabamos envueltos por las nubes y no vimos nada, una gran pérdida porque la vista sobre el Valle del Cauca debe ser divina. Si el cerro de Munchique no estuviese tan cerca, ¡se vería el tranquilo mar! Estabamos felices de bajar con los miembros sanos por el mismo camino, pero ahora mucho más peligroso por la cantidad de granizo que había caído y por el aumento de agua en el pajonal. Donde 2 horas antes todo estaba seco, ahora veíamos arroyos y cascadas. Tan grande es la naturaleza de los Andes. A las 3 de la tarde estuvimos en Pueblo donde, al día siguiente, efectuamos los ensayos comparativos.
Un volcán singular, muy diferente a los europeos, casi solamente solfataras, sin grandes cráteres (sin embargo, también el Pico de Teyde realmente es así), el cráter desmoronado, y allí vimos tan sólo pequeñas aberturas humeantes. Pero juzgando por el poder y ruido de los vapores, la intensidad de fuego es mucho mayor en el Puracé que en el Pico de Teyde, y éste, a pesar de su aparente benignidad, a veces abre paredes laterales y arroja (volcán de Guanachico, erupción de Chahora) enormes cantidades de lava. ¿Si el Puracé hiciera lo mismo, habría peligro para Popayán? Creo que si, cuando mediante terremotos u otros factores se tapen las bocas de escape. ¡Qué hay más poderosos que los vapores de expansión! Se ven lavas verdaderas en cantidades muy pequeñas, ninguna piedra pómez, p. 177, como en Sotará. Lo que yo considero como lava, y de la cual hay escombros en Cascajal, es pórfido quemado y celular, y no lava escorificada y fluente, y esto último quizá no lo fue nunca, sino que más bien es una consecuencia de la ignición de la tierra. ¡Tampoco se ven, por ninguna parte, cráteres viejos que acusen que ha habido flujos de lava! En Sur América los volcanes son de naturaleza totalmente diferente a los de Europa, más bien objetos para la física (fenómenos del aire y del agua) que de la mineralogía. Nunca he oído de grandes flujos de lava, como en el Etna y Vesubio; incluso el Cotopaxi y Tunguragua parece que lanzan lava sólo en pequeñas cantidades. Estos arrojan a la superficie enormes cantidades de azufre, gas volcánico, aire inflamable vapor de agua, pero pocos productos pétreos. Vomitan agua y lodo, deslizan cerros delante de sí... ¿La causa radicará en la gran altura de los volcanes americanos? Todos son 2 veces, o siquiera 1/3 más altos que el Vesubio y el Etna; forman parte de la enorme cadena de los Andes; en su contorno el terreno es muy elevado, de tal manera que sus paredes laterales son más fuertes. Sin esa fortificación, esta parte del mundo estaría afectada por eternas y terribles erupciones por cuanto desde Quito hasta Herveo, incluso hasta Mérida, se encuentran en esas montañas vestigios de fuego azufroso. Pero las paredes laterales del cráter son más fuertes y aislantes, tienen más resistencia que el Pico de Teyde y Etna. Debido a la altura, hasta las cimas no llegan las masas de piedra fundida, las que como en el Vesubio y Etna, deberían encontrarle escondidas en el seno de los volcanes, sino sólo fluidos elásticos (agua y vapores) debido a su reducida densidad se necesitaría un tremendo aumento de su fuerza para que el Antisana escupa su lava, y en cantidad, hasta su cima. Por eso los grandes cráteres son muy escasos, es decir cráteres propiamente dichos que se forman en las erupciones de masas pétreas. Al contrario los vapores y fluidos elásticos necesitan sólo pequeñas aberturas; tal en el caso del Puracé. Estas ideas explican por lo menos algo. En relación con aquello, es muy posible que sea diferente el proceso interno de los volcanes americanos, que tienen más azufre y más agua; mientras que existe en Europa un proceso químico más seco... ¿Pero de dónde provienen esas enormes masas de azufre en el Puracé, Coconuco, Barragán, Quindío?; en todas partes hay azufre natural, en los escombros y en la roca viva; por doquiera fuentes de ácido sulfídrico, y estos últimos realmente en todo el continente, hasta Puerto Cabello y Cumacatar, hasta Trinidad cada en 2 - 3 leguas. Ver mis MSS de 1799 y 1800. Por cierto hay mucha pirita de hierro en todas las rocas; no da suficientes explicaciones, pues específicamente nada de pirita he visto en los pérfidos y las obsidianas de las regiones de Popayán y Puracé. El azufre, a lo mejor, no es ningún elemento. ¿Se forma de materias constituidas por aire? La formación Tropp (diabásica) contiene mucha alúmina. Los volcanes vomitan Letten (lama arcillosa). La alúmina, cuando húmeda, se descompone con mayor rápidez por el aire atmosférico absorbiendo el oxígeno. Se produce la ignición de la tierra. (Ver p. 191)... Tal vez ahí radica el proceso secreto de los volcanes... Ruidosos en la boca del Puracé; los silbidos y fragores provienen de algo más que del vapor; probablemente hay llamas interiores. También el calor es muy grande en la boca grande a 8 pies de distancia, la temperatura es de 35° R. (p. 180). Esos vapores son de ácido sulfúrico incompleto, de un color rojizo-amarillento; tal como lo indican el olor y el color, son pues el producto de azufre en combustión. El río Vinagre que se desprende más abajo, es agua ferrosa con ácido sulfúrico, incluso con exceso de ácido sulfúrico libre. Por consiguiente, en el interior debe de haber azufre en combustión que expele sus vapores; además de ello, también agua saturada con aire marcasita de azufre. Probablemente de ese aire marcasita de azufre depende la capa de azufre excelentemente cristalizado, el cual se forma sobre la boca, por cuanto este gas se descompone al entrar en contacto con el oxígeno de la atmósfera y se condensa el azufre. ¿También los vapores de ácido sulfúrico (Girtanner. p. 208) aumentan ese precipitado del azufre? Pero, ¿qué es el pequeño nivel de agua que se ve en la boca? ¿Es parte de una enorme piscina en el interior del volcán? No está en contacto con el agua de las bocas superiores; no está en conexión por cuanto éstas están a 200 toesas, más arriba... Como si el volcán alguna vez hubiese abierto sus flancos y arrojado aquella agua. Parece que las paredes laterales están aseguradas contra Timaná y Popayán de manera bastante parecida. Creo que Popayán no debe temer tanto a la lava como a las inundaciones, terremotos, desplazamiento de montañas de arcilla floja, de pórfidos descompuestos (como el cerro de la Eme). En Popayán se dice que a veces se ha visto brillar la cúpula del volcán. A lo mejor tan sólo se trata de incendios de pajonales porque todos los indios dicen no haber visto fuego o luz; tampoco han oído bramidos. En los Andes hay una leyenda generalizada acerca de que los volcanes y todos los nevados braman como rugientes tigres y leones en el Africa. Así, en Cartago se cuenta que se oye el bramar del Quindío, en Tuluá al Barragán, en Pansitará al Socobón, y en Popayán desde Tambo al Puracé. Sí, lo sorprendente es que mientras más distante... (aquí se interrumpe el texto].
[AGUA DEL RIO VINAGRE]
Nuevos experimentos con el agua del Río Vinagre. Esta agua, recién recogida, da con el nitrato de plata un precipitado blanco y lechoso en forma de nube. No da ningún precipitado con el ácido nítrico; con el prusiato de cal, un bello precipitado azul celeste. Hice una disolución de sulfato de hierro en agua de lluvia y los precipitados blancos fueron los mismos con el nitrato de plata que los que da el agua del Vinagre. El agua del Vinagre cogida da los mismos precipitados y en la misma abundancia que la fresca.
Al pesar el agua del Vinagre se encontró que ésta no era con respecto al agua destilada = 1: 1,001. la una pesaba 2731 granos, la otra 2735 ½ gr.
Exp. con agua tomada de la boca del Volcán.
Del agua se desprendió gas hidrógeno sulfuroso con un olor a huevos podridos, sumamente fuerte. (esto es lo que se desprende del agua remansada, pero los vapores rutilantes que salen de la boca del volcán con un ruido aterrador son de ácido sulfuroso, p. 180, como lo indica su olor. Por causa de su fuerza es que en la boca misma no se siente en absoluto el hidrógeno sulfuroso, que sale en menor cantidad del agua). Esta agua no da sino un débil precipitado con el nitrato de plata. No tiene sabor ácido, sino pútrido y repugnante.