Fernando Botero (Medellín, 1932) es un artista en la constante búsqueda del volumen, por lo que se dedicó a la escultura como una consecuencia de su universo pictórico, pues el interés por la volumetría lo llevó a la tridimensionalidad y posteriormente a la monumentalidad. A comienzos de los sesenta, realizó algunas piezas en pasta acrílica y, desde 1975, radicado en Pietrasanta (Italia), ha concebido un amplio repertorio de esculturas en mármol y bronce de pequeño y gran formato. De esta labor destaca su trabajo colectivo pues como indica “La pintura es un trabajo solitario, la escultura en cambio se trabaja en equipo. Uno realiza el molde, otro cincela, otro patina”

Entre las figuras humanas que desarrolla en volúmenes exagerados, la representación de la mujer con fruta, bien sea recostada o sentada, es un tema recurrente. Más allá de un cuerpo boca abajo en reposo, este volumétrico y sensual desnudo femenino sugiere algunos movimientos en la mano derecha, con la que sostiene el fruto, y en las piernas cruzadas y elevadas.

Tras ambiciosas exposiciones como la de Grand Palais de París en 1977, en los Campos Elíseos en 1992, en la Quinta Avenida de Nueva York en 1993, así como en Buenos Aires, Madrid, Beijing, Shanghái y Hong Kong, sus esculturas se encuentran en espacios públicos como parques o avenidas en distintos lugares del mundo. Es el caso de esta obra, de la que se encuentra una versión en la Plaza Botero en la ciudad de Medellín, donde se exhiben 23 piezas monumentales que son un referente de la ciudad.