Zurbarán

Agnus Dei
AUTOR: Francisco de Zurbarán
(Fuente de Cantos, Badajoz, 1598 - Madrid, 1664)
TÍTULO DE LA OBRA: Agnus Dei, h. 1635-1640
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo, 38 x 62 cm.
MUSEO: Madrid, Museo Nacional del Prado Inv. P7293

Los ojos semiabiertos indican que el animal se encuentra vivo, a la espera de ser sacrificado.


Los cuernos de cordero representan la corta edad, en donde se podría asumir que tiene entre ocho y doce meses de edad.


Los cuernos de cordero representan la corta edad, en donde se podría asumir que tiene entre ocho y doce meses de edad.


Zurbarán fue uno de los protagonistas del llamado Siglo de Oro de la pintura española, también su obra se caracterizó por un poderoso sentido del volumen y de las texturas, por un uso muy sutil de las gamas cromáticas y por el empleo de una luz de raíz tenebrista. El Agnus Dei se clasifica dentro de la técnica tenebrista, en donde por medio de la luz se dibuja de manera detallada la forma del animal sobre un fondo oscuro.


Por su temática y composición, el Agnus Dei de Zurbarán es considerado un Bodegón o Naturaleza Muerta, ya que se representa un animal comestible sobre una mesa. Sin embargo, hay un elemento que diferencia este cuadro de lo que normalmente se muestra en la naturaleza muerta y es la emoción, la emotividad del cordero ubica la pintura entre el género bodegón y la pintura religiosa.

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Las patas ligadas con un cordel representan el animal en una actitud sacrificial, a la espera de ser sacrificado. En el S. XVII, este tipo de imágenes remitían directamente al “cordero de Dios”, como metáfora del hijo de Dios sacrificado. Esta imagen recuerda a imágenes de santos sacrificados como el Martirio de Santa Cecilia, de Maderno.

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“Agnus Dei”
Obra invitada del Museo Nacional del Prado

Un fondo oscuro y una mesa gris es el escenario donde se expone el motivo único del cuadro: un merino de la variedad armada al que se han supuesto entre ocho y doce meses de vida. Se encuentra todavía vivo, tumbado y con las patas ligadas con un cordel, en una actitud inequívocamente sacrificial, que curiosamente recuerda famosas imágenes de santos sacrificados, como la conmovedora Santa Susana de Maderno. El pintor ha utilizado una técnica muy minuciosa, su inigualable capacidad para reproducir las texturas y una luz muy calculada y dirigida que crea amplios espacios de sombras, para concentrar nuestra atención en este animal que parece asumir con mansedumbre su destino fatal.



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